El calor puede reducir los espasmos musculares, la rigidez de las articulaciones y hacer que el tejido blando sea más flexible. El calor puede usarse para ayudar a relajar los músculos tensos y las articulaciones durante el período de calentamiento antes del ejercicio físico. Por ejemplo, puede poner compresas calientes húmedas en músculos tensos de las piernas antes de correr, en los hombros antes de lanzar algún objeto o en los músculos tensos del cuello o de la espalda.
Use calor en músculos y articulaciones tensas cuando esté intentando aflojarlos. No use calor los primeros días después de sufrir una lesión o mientras la lesión esté hinchada. El calor aumenta el flujo de sangre y puede empeorar la hinchazón.
El calor húmedo es más eficaz que el calor seco, ya que penetra más profundamente, lo que aumenta el efecto sobre los músculos, articulaciones y el tejido blando. Úselo durante 15 a 20 minutos o más si se lo recomienda su profesional médico.
El calor húmedo de las toallas mojadas en agua caliente o calentadas en un horno de microondas resulta útil; sin embargo, las toallas suelen perder el calor luego de 5 a 10 minutos. Las compresas de calor húmedo comerciales son más prácticas y ofrecen una terapia más prolongada. Algunas compresas de calor comerciales están diseñadas para adaptarse a partes específicas del cuerpo. Los jacuzzis o piscinas de hidromasajes también resultan útiles.
Las cremas y pomadas de calor son populares pero el calor que ofrecen no penetra muy profundamente en el tejido muscular. El efecto de masaje al ponerse la crema también ayuda. Evite que estas cremas entren en contacto con los ojos o piel sensible.
El calor aumenta el flujo de sangre hacia una lesión y puede empeorar la hinchazón. Las compresas de calor que están muy calientes o que se dejan en un mismo lugar por mucho tiempo pueden causar quemaduras.